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El río Amarillo o Huang He, antiguamente Hwang-ho (en chino tradicional, 黃 河; en chino simplificado, 黄 河; pinyin, Huáng Hé; Wade-Giles, Huang-ho), es un largo río del centro de China que fluye principalmente en dirección este, a través de las provincias de Qinghai, Gansu, Henan, Shandong, Shanxi y Shaanxi, y las regiones autónomas de Mongolia Interior y Ningxia, hasta desaguar en el mar de Bohai. Tiene una longitud de 5464 km,[1] que lo sitúa como el sexto río más largo del mundo, por detrás del Amazonas, Nilo, Yangtsé, el Misisipi-Misuri y el Yeniséi-Angará.[2]
Originario de las montañas de Bayan Har, en el oeste de China, fluye a través de siete provincias —Qinghai, Gansu, Shaanxi, Shanxi, Henan y Shandong— y dos regiones autónomas —Ningxia y Mongolia Interior— y desemboca en el mar de Bohai. La cuenca del río Amarillo tiene una extensión de 750 000 km².[1]
Históricamente, es el río más importante de China y en su cuenca se han descubierto numerosos yacimientos arqueológicos que demuestran la presencia humana ininterrumpida desde la prehistoria. En torno a él, en la llanura del Norte de China, surgió la civilización de los han, el principal grupo étnico del país, cuyo territorio se iría expandiendo después hacia el sur. El río Amarillo es considerado por ello «la cuna de la civilización china»,[3] ya que su cuenca —en concreto, el valle del río Wei que corta a través del largo meandro de Ordos— fue la cuna de las antiguas civilizaciones chinas y la región más próspera de la temprana historia de China. Sin embargo, las frecuentes y devastadoras inundaciones y los cambios de rumbo producidos por la elevación continua del lecho del río, a veces por encima del nivel de los campos circundantes, también le han servido para ser llamado la «Tristeza de China» y «Azote de los hijos de Han».[4]
En 2019, el río alimentaba a aproximadamente el 12 % de la población de China, y soportaba el 14 % del PIB nacional, suministrando agua a más de 60 ciudades.[5] Contaba además con 15 presas hidroeléctricas y regaba 8 millones de hectáreas.[6]
Su nombre se debe a la gran cantidad de materiales en suspensión que arrastran sus turbulentas aguas, lodos y loess —partículas de arena muy finas, con predominio de cuarzo—, que le dan su característico color, además de las partículas en suspensión que provienen de la multitud de cultivos de maíz alrededor del cauce a lo largo de cientos de kilómetros en su curso medio.